El cristiano y la tentación.
El cristiano y la tentación.
“Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida,
que Dios ha prometido a los que le aman.” (Santiago 1:12)
Todo cristiano sufre, no solo pruebas, sino que también
tentaciones. Sin embargo, hay muchos errores con respecto a la naturaleza de
estas, pues algunos se las atribuyen a Dios y otros las cofunden con pruebas,
dificultando, así la victoria sobre ellas, pues al no entender su trasfondo,
nunca sabrán como atacar la tentación.
¿Qué
es la “tentación”?
¿De dónde provienen
las tentaciones?
Santiago 1:14 y 15 nos dan la clave para entender las
tentaciones:
“Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
“Concupiscencia”
se refiere a los deseos que hay en nosotros, por lo general, aquellos deseos
que nacen de la “carne”, (Marcos 7:20-23),
por lo tanto, la tentación proviene de nuestros malos deseos, de cuanto los
alimentemos y de cuanto espacio les damos en nuestro corazón.
¿Quién es el que tienta?
La
Biblia es clara al decir que Dios no tienta a nadie, (Santiago 1:13), más bien
es Satanás, el cual es llamado “el tentador”, (Mateo 4:3; 1 Tesalonicenses 3:5),
quien nos incita a ceder a nuestras pasiones y deseos, de manera que caigamos
en ellas.
¿Cómo
somos tentados?
Hay
solo dos maneras en las que podamos ser tentados: por medio de nuestros propios
deseos y la libertad que le demos, y por medio de la acción del enemigo. Las Escrituras nos dicen que, aunque seamos
cristianos, en nosotros hay una naturaleza corrompida que lucha contra nuestro
espíritu el cual debemos fortalecer, de manera que podamos huir de la tentación
o soportarla:
“Velad y orad, para que no entréis
en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”, (Mateo 26:41)
El
enemigo nos tienta de acuerdo a nuestras debilidades, utilizando el mundo y
nuestros deseos a su conveniencia. Esto fue justamente lo que hizo con Jesús al
tentarlo en el desierto. Luego de un ayuno de 40 días, lo primero en ofrecerle
es comida. Satanás conoce muy bien nuestras debilidades y está constantemente
bombardeándonos con tentaciones.
¿Cómo
vencer la tentación?
“Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida,
que Dios ha prometido a los que le aman.” (Santiago 1:12)
¿Cómo
soportar o resistir la tentación? ¿Cómo
no caer en nuestros propios deseos? La Biblia nos dice que no estamos solos, pues
él nos mando al consolador, el cual nos guiara a toda verdad y toda justicia,
además, nos dice en 1 Corintios 10:13:
“No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar.”
“Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2
Timoteo 1:7)
“Velad y orad, para que no entréis
en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”, (Mateo 26:41)
Debemos
conocernos, saber cuáles son nuestras debilidades, saber los momentos y
circunstancias que nos llevaran a pecar y alejarnos de ellos, debemos buscar
del Señor y fortalecer nuestro espíritu.
Por tanto, teniendo un gran sumo
sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra
profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
(Hebreos 4:14-16)
Comentarios
Publicar un comentario