La Oración
Lucas 11:1-4
"Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó,
uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan
enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que
estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu Reino. Hágase tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada
día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos
del mal."
El motivo por el cual Su
discípulo quiso saber cómo orar, fue que él vio y oyó orar a Cristo. La
costumbre del Señor era retirarse a orar El solo. Un discípulo acertó a oír Su
oración y en su corazón surgió el deseo de orar como Cristo. En la actualidad,
el Señor Jesucristo se encuentra a la derecha de Dios intercediendo por
nosotros. Él es nuestro gran Intercesor. Y es aún una buena idea pedirle que
nos enseñe a orar. Una petición apropiada sería, entonces, "Señor,
enséñanos a orar".
Este discípulo no estaba
simplemente preguntando cómo orar. El Señor había presentado el Sermón del
Monte, que resumía como se podría orar. No estaba preguntando por una técnica,
un sistema, una forma estética o un ritual que se debiera seguir. No se trataba
de cómo hacerlo, sino que quería orar como Cristo oraba.
El discípulo le pidió al Señor:
enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. Esta fue una
visión fugaz, inesperada de la vida de Juan el Bautista, una especie de mirada
de despedida ya que será lo último que veremos de él. En esta última imagen,
¿qué vemos? Vemos a Juan como un hombre de oración. ¿Dirán lo mismo de ti y de
mí? Todos los grandes siervos de Dios han sido hombres de oración.
- Daniel – oraba tres veces al día (Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entro en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”) – Fue consejero de reyes y tuvo grandes visitaciones de Dios. Por causa de la oración, lo echaron en el foso de los leones, pero estos nada pudieron hacerle. (Daniel 6:16-22)
- David – fue profeta y rey de Israel. Era varón conforme al corazón de Dios. ¿Cuál era su secreto? Oraba tres veces al día con clamor, lamento y lágrimas, y Dios lo escuchaba. (Salmo 55:16 “En cuanto a mí, a Dios clamare; Y Jehová me salvara”)
- Pablo – predico a multitudes – evangelizo a miles. Le predico a los reyes y gobernadores y Dios hizo milagros de todo tipo a través de su ministerio. Nos dejó la doctrina del Señor para la iglesia del Nuevo Testamento. La Biblia dice que su vida era, era una vida de oración, ayuno, vigilias y actividades espirituales de todo tipo. Oraba en el espíritu continuamente (Efesios 6:18 “Orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y suplica por todos los santos” , 2 Corintios 6:5 “en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos”, 1 Corintios 14:14-18)
- Jesús – venció al diablo. Redimió toda la humanidad dando su propia vida en sacrificio por el pecado. Resucito de entre los muertos y ahora está sentado a la diestra del Padre y tiene el nombre que es sobre todo nombre. Su vida fue una de profunda comunión con el Dios que le envió. Oraba de madrugada (Marcos 1:35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, y allí oraba”), a veces velaba toda la noche en oración (Lucas 5:16 “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”), entraba en agonía en la oración (Lucas 22:44 “Y estando en agonía, oraba más intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”).
Uno de los grandes problemas de la iglesia de
hoy es este, la falta de continua oración y también una de las principales
causas de esterilidad espiritual en el pueblo cristiano.
En respuesta a su pedido, el
Señor presentó un ejemplo. No creo que El tuviera la intención de que éste se
convirtiese en la oración oficial que se oye con tanta frecuencia en las
reuniones públicas. No surgió para llegar a ser una forma elevada y oficial
para los cultos públicos, sino para ser una oración personal, espontánea, como
la de un hijo que habla con su padre. Dios el Padre me conoce y no creo que
desee que yo me dé importancia, asuma una voz que no es natural, y utilice un
lenguaje florido. Creo que El desea que al orar, sea yo mismo. Tampoco desea
que usemos una gran abundancia de palabras. A muchos nos produce una cierta
fatiga escuchar una exhibición de vocabulario, y creo que a Dios también.
Ahora examinemos el padre nuestro
con detalle y atención:
- Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre – primero que nada, toda oración, va dirigida al Padre y segundo, toda oración comienza con adoración. La oración no va dirigida a Cristo, ni tampoco al Espíritu Santo. Va dirigida al Padre, Jesús lo dijo en Juan 14:13 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo hare, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Esta una parte esencial en la oración. Pedimos al Padre, hablamos con el Padre, pero todo lo reclamamos en el nombre de Jesús. Pablo lo dijo claramente en 1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. No hay otra forma de orar, esta es la forma bíblica, la forma en que Jesús enseño que debía ser. Lo segundo que recalco fue el espíritu de adoración que debe acompañar a la oración. Santificado sea tu nombre, le pedimos a Dios, pero al mismo tiempo le rendimos adoración a Él. Dios ansia nuestra adoración devota, y la Biblia lo dice en Salmo 150:6 “Todo lo que respire alabe a Jehová”. La oración no es fórmula mágica, ni algo mecánico donde repetimos palabras aprendidas con el pasar de los años ni mucho menos de memoria, es sin embargo, una conversación cara a cara con Dios, una conversación entre padre e hijo, en la cual Cristo es nuestro más fiel intercesor.
- Venga tu reino – el reino de paz y abundancia será establecido en la tierra, pero Dios nos ordenó que oráramos pidiéndolo. Cristo dijo que el reino de Dios seria predicado en todo el mundo y entonces vendrá el fin (Mateo 24:14 “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”), es nuestra obligación orar y clamar para que Dios envié obreros aprobados y fieles a su mies y les provea de lo necesario para que lleven a cabo su ardua tarea, el llevar el evangelio a toda criatura sobre la tierra. Clamar primero por la evangelización de millones de almas sin Cristo y luego por nosotros. En otras palabras, atendemos en la oración toda petición por el prójimo y luego por lo nuestro y nuestras necesidades no quedaran sin contestación. Este es un reflejo del amor de dios en nuestras oraciones (1 Corintios 13)
- Hágase tu voluntad, como en los cielos, así también en la tierra – si presentamos a Dios, nuestra oración en la forma correcta, y si estamos dentro de su voluntad, el milagro o petición se verá realizada. Muchos dicen que Dios no contesta su oración pero… ¿Qué pasara?, lo más probable es que sus vidas o sus peticiones no estén en la voluntad de Dios, pidamos que la voluntad de Dios reine en nuestras vidas, Cristo mismo oro por esto en el jardín de Getsemaní (Mateo 26:39 “Yendo un poco más adelante, se postro sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pasa de mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” ) Él se resignó a la voluntad de su Padre, aunque eso le significaba la muerte. Esto no quiere decir que Dios no bendiga nuestros planes, sino que El haga su voluntad en ellos y seamos bendecidos. Cristo dijo en Juan 15:17 “si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho” solo en la voluntad de Dios hay victoria y respuesta a nuestra oración.
- El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy - esto nos muestra que Dios quiere que diariamente dependamos exclusivamente de él. Esto lo pudimos ver cuando derramo el mana del cielo, a su pueblo Israel mientras vagaban por el desierto, los que guardaban para el día siguiente, se daban cuenta que criaban gusano y ya no servía para su consumo. No podemos permitirnos pasar un solo día sin esta comunión vital con Dios.
- Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben – si hay pecado en nosotros, Dios no contestara. La Biblia dice que Dios no oye al pecador, si pedimos perdón por cualquier falta que hallamos cometido, Dios no dudara en perdonarnos. Pero también nos es necesario perdonar a aquellos que nos han ofendido u agredido de cualquier forma, si no perdonamos, no podemos pedir perdón. Muchos se asombran al ver que Dios no les contesta la oración, pero se olvidan que están enojados, con el hermano, con los padres o con los vecinos. La Biblia dice en Hebreos 12:14 “procurad estar en paz con todo el mundo y la santidad, sin la cual nadie vera al Señor”.
- Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal – todos, tarde o temprano, nos enfrentaremos a la tentación. Si oramos como Cristo nos dijo que lo hiciéramos, nos adelantaremos, en cierta forma, a la tentación y nos libramos del mal que nos venía. En la mayor parte de los casos, solo se ora, cuando ya estamos en dificultades, y no comprendemos que habiendo orado con anterioridad y con fervor, podríamos haber evitado aquel mal. Proverbios 27:12 “el avisado ve el mal y se esconde; más los simples pasan y llevan el daño”, Jesús nos enseñó a orar para ser librados de la tentación en lugar de ser rescatados de ella después de ser atrapados.
Que Dios nos ayude a ser hombres y mujeres de
oración. Cuando pensamos en prioridades dentro de nuestras iglesias, pensamos
en más predicadores, locales, misioneros, etc. Lo cierto es que necesitamos más
personas que sepan cómo orar, llegando hasta la misma presencia de Dios.
Dios no duerme. ¿Crees que Él no quiere
responder a tus oraciones? Él realmente desea responderlas y así lo hará. No
necesitas atronar con tu voz el portal del cielo ni llamar ruidosamente a sus
puertas para atraer la atención de Dios. Él no es reacio para escucharte y
responderte. En el libro del profeta Isaías 65:24 “Antes que clamen, yo
responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído”.
En la oración impedimos la obra
del diablo contra nosotros mismos y contra nuestro prójimo por el cual oramos.
La oración no es para repetirla
de memoria, sino que orar creyendo, pidamos a Dios sabiduría para que en cada
paso abundemos y profundicemos conforme nos inspire el Espíritu Santo. Lo que
repitamos de memoria, sin detenernos a creerlo en nuestro corazón, es tiempo
perdido, eso nos enseña la escritura Marcos 11:23-24. La oración no es
una herramienta para obtener cosas de Dios, de hecho es lo contrario, es un
medio por el cual él recibe nuestra adoración.
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